ser una perogrullada

Ser algo obvio, evidente, que no necesita explicación de ningún tipo. Ya sé que es una perogrullada, pero si llueve nos vamos a mojar, o sea, que daos prisa. El tal Pero (Pedro) Grullo seguramente nunca existió, y es uno de los muchos Pedros y Juanes que pululan por las expresiones populares sirviendo de prototipos de necedad (ver Ser un Juan Lanas), y más considerando que grullo, femenino de grulla, vale en algunos lugares del sur de España por «cateto o palurdo». Debió de ser un personaje muy popular en dichos populares de siglos pasados, pues aparece periódicamente en la literatura. Lo cita, y lo supone de origen asturiano, Francisco López de Úbeda en su obra La pícara Justina, publicada en 1605; Sancho Panza habla de él en el capítulo LXII de la segunda parte del Quijote: «Son esas profecías de Perogrullo, que a la mano cerrada llamaba puño»; por último, Quevedo, en la Visita de los chistes, lo utiliza como interlocutor y pone en su boca proféticas perogrulladas como estas: «Las mujeres parirán, / si se empreñan y parieren, / y los hijos que nacieren / de cuyos fueren serán.».

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru