tomar las de Villadiego

Escapar precipitadamente de un lugar. Huir. No sé por qué me tiene Pepe tanta manía. En cuanto me ha visto entrar en el bar ha tomado las de Villadiego. Muchas interpretaciones se han dado a este dicho, aunque la que parece más atinada es la que lo relaciona con un antiguo refrán que era tomar las calzas de Villadiego. Las calzas eran una especie de calzones largos o de pantis -en portugués actual son los pantalones- que usaban los hombres. Tanto en La Celestina como en el Quijote aparece tal refrán con el mismo sentido que tiene hoy. No es descartable la referencia a algún personaje apellidado Villadiego o que fuera villariego, es decir, andariego, vagabundo y que hubiera sido el protagonista de algún chascarrillo por haber tenido que salir por pies de una situación complicada. En cualquier caso, tiene más sentido pensar en la localidad burgalesa llamada Villadiego, y más teniendo en cuenta que aparece en la historia por haber sido el lugar elegido por el rey Fernando III el Santo (1201-1252) para alojar, o si prefieren, confinar, en él a los judíos de Burgos, eso sí, otorgándoles privilegios, dictando un fuero para protegerlos de injurias y ataques y prohibiendo que los prendieran «sino por su propia debda que devan». Estos judíos de Villadiego, como los de otros lugares de España, fueron obligados a ser ju-díos de señal, es decir, a llevar un distintivo especial en sus ropas que los distinguiera de otros habitantes del lugar. Aunque tal señal solía ser en Castilla una especie de parche de tela redonda sobre el hombro derecho (¿recuerdan los campos de concentración hitlerianos?), el distintivo de los judíos de Villadiego bien pudo haber sido el hecho de llevar unas calzas de algún color llamativo o de algún tejido especial. La expresión sería, pues, en sus orígenes una forma de dar a entender que alguien era judío y por ello debía huir o esconderse.

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru