desperdigar

La acción de separarse las cosas o las personas de manera dispersa procede, según algunos autores, de un tecnicismo del llamado «deporte» de la caza, que hace referencia a algo que saben bien los practicantes de la actividad cinegética, y es la forma en que las perdices, quizá la presa por antonomasia, escapan volando ante la presencia de los cazadores. Así, cuando las cosas que estaban juntas formando un todo (como nuestro grupo de perdices) se separan y disgregan parecen recordar inevitablemente la forma en que estas (y otras) aves huyen asustadas. Pero no faltan autores que aseguren que el verbo en realidad proviene simplemente del latín dispergere, 'esparcir por todas partes, dispersar'. Por último, no sería demasiado descabellado pensar en una contaminación mutua de ambos orígenes.

Para matar dos pájaros de un tiro, digamos que la sufrida >>perdiz, además, presta su nombre a su asesino, porque el mortal >>perdigón se llama así precisamente por el ave, lo cual no deja de tener su gracia, aunque quizá no para la perdiz, que si debe su nombre a alguien es al latín perdice(m), del griego pérdix, que podría ser el nombre de Pérdix. Este personaje, llamado también Acelo, era el primo de Ícaro, es decir, sobrino y ahijado de Dédalo, y alguien realmente listo (cualidad que también se le atribuye al ave que nos ocupa), mucho más que su tío, que se sentía realmente herido en su orgullo por esto. Y esta inteligencia de su sobrino lo ofendía en tal grado que, según afirma la tradición, arrojó por una torre a su sobrino Pérdix que, a buen seguro, habría muerto estrellado contra el suelo. Sin embargo, inesperadamente, la diosa Minerva, Atenea en la mitología griega, intercedió por él y lo salvó. El precio que pagaría Pérdix por este rescate fue el de ver transformado su cuerpo para siempre en una perdiz.