f

Los fenicios -los auténticos creadores de nuestro abecedario- disponían de un sonido que, más o menos, se pronunciaba como, erróneamente, algunos articulan la letra v, para intentar diferenciar su sonido del de la b. Cuando los griegos oyeron ese sonido, para una letra que se llamaba waw, se dieron cuenta de que aquello no correspondía con nada de lo que ellos decían, si bien acabaron por adoptar la letra aunque la transformaron en una especie de ü (una u muy cerrada) y, además, y quizá por un criterio de uso, en lugar de colocarla en el sexto lugar que ocupaba en el alfabeto fenicio, la convirtieron en la letra número veinte, bastante más atrás.

Esto creó una laguna en el sexto lugar del nuevo alfabeto griego, para lo cual se creó una nueva letra que tenía la forma de una F mayúscula pero mirando hacia la izquierda (llamada digamma por recordar a dos letras gamma colocadas una encima de otra), y que, después de algunas vacilaciones, acabó sonando, aunque sólo durante un tiempo, como la que habían heredado del fenicio. Sin embargo, y después de haberla girado hacia la derecha hasta su posición actual, la letra dejó de tener sonido y a punto estuvo de desaparecer para siempre, como le ocurrió a la >>d, si no llega a ser por los etruscos, que sí tenían el sonido perdido de los griegos y, automáticamente, volvieron a dotarla de contenido.

Pero serían los romanos quienes, al disponer de un sonido como el de nuestra actual efe, utilizaran la letra, si bien, durante algún tiempo, se escribió fh para diferenciarla de la etrusca, de manera que nuestra actual f es una reducción de fh.

Ya en Castilla, la efe volvió a ver reducido su uso al producirse la evolución de la f- inicial latina en una h- aspirada y, más tarde, sin aspirar (como, por ejemplo, filu(m)>hilo). Además, durante la Edad Media compartió uso con la forma ph, que era como los romanos transcribían las palabras griegas que no tenían un sonido idéntico al suyo. >> Paco.

En la actualidad, algunos idiomas como el francés o el inglés mantienen esta doble forma para escribir palabras cultas (como hacía, por ejemplo, Alfonso X el Sabio, que escribía su nombre con f pero mantenía ph para los cultismos). En español, este hábito fue debilitándose poco a poco hasta desaparecer por completo, especialmente desde que la Real Academia, en la cuarta edición de su Diccionario, aparecida en 1803, decidió optar por la grafía f para todas las palabras, independientemente de su origen.

Digamos, por último que, esta letra recibe su nombre de efe (en lugar de fe) gracias al escritor latino Marco Terencio Varrón (116-26 a. C.), quien, en su mutilada obra De lingua latina, escrita en el siglo I a. C., determinó que los nombres de las letras que él consideraba semivocales, es decir, la f, la l, la m, la n, la r y la s, tenían que empezar por e-, a diferencia de las otras, las puramente consonantes (la b, la c, la d, la g, la p, la t, etc.), que no necesitarían esa vocal inicial para ser nombradas.

Recurso: Diccionario del origen de las palabras on Buho.Guru

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  1. f — s f Séptima letra del alfabeto; representa el fonema consonante labiodental fricativo sordo. Su nombre es efe. Diccionario del español usual en México
  2. f — Sexta letra del abecedario español y cuarta de sus consonantes. Su nombre es efe. Diccionario del castellano
  3. f — f. Sexta letra del abecedario español y cuarta de sus consonantes. Fonéticamente representa un sonido con articulación labiodental fricativa sorda. Su nombre es efe. Diccionario de la lengua española
  4. F — 1. abreviatura de Farenheit. 2. abreviatura de faradio. 3. símbolo del flúor. 4. abreviatura de frecuencia. Abreviatura de miedo/frustración [F2], cólera, ira y violencia... Diccionario médico