piropo
La palabra tiene su origen en la latina pyropu(m) y ésta en la griega pyropos, un compuesto de pyr-pyrós, «fuego» (de donde surgen, por ejemplo pira, pirita, pirotecnia y antipirético) y ops, 'vista, ojo' (óptica) que podríamos traducir como 'ojo de fuego'. El término entra en español en el siglo XV para designar a una piedra preciosa de color rojo brillante y generalmente tallada en óvalo, y que perfectamente podrían ser el rubí y el granate. Más tarde, como >>metáfora propia de los tópicos de la literatura renacentista, se aplicó a la descripción de la belleza femenina, bien al color del rostro, bien al 'fuego' de los ojos (abundantes son los ejemplos de mejillas o labios rubíes, dientes perlas, ojos aguamarina, zafiro o esmeralda, etc.). A partir de este último significado, y considerando también los efectos flamígeros de sonrojo que el buen piropo debía causar en la receptora, llegamos al actual de 'requiebro'.