El País

1) (La Habana, 1868) «Periódico político, literario, económico, agrícola y mercantil», se lee en el primer ejemplar revisado (número 2), correspondiente al 19 de abril. Era dirigido por Francisco Javier Cisneros. Su periodicidad fue diaria. En la página 161 del Catálogo de publicaciones periódicas cubanas de los siglos XVIII y XIX (La Habana, Biblioteca Nacional «José Martí», Depto. Colección Cubana, 1965) se expresa que sucedió a La Opinión. Fue un periódico de contenido variado: noticias nacionales y extranjeras, asuntos mercantiles, tráfico portuario, religión; también publicó folletines, crítica literaria, poemas, traducciones y discursos de destacados literatos cubanos y españoles residentes en la isla. Entre sus colaboradores figuran Rafael María Merchán, Luis Victoriano Betancourt, Luisa Pérez de Zambrana, Antonio López Prieto, Francisco, Antonio y Manuel Sellén, Julia Pérez Montes de Oca, Mercedes Matamoros Úrsula Céspedes de Escanaverino, José Fornaris, J[osé] J[oaquín] Govantes, Domitila García, Antonio Enrique de Zafra, José Joaquín Palma, Leopoldo Turla, Ramona Pizarro y El hijo del Damují (seud. de Antonio Hurtado del Valle). Se insertaron en sus páginas trabajos, en especial poemas, de conocidos escritores latinoamericanos como Ricardo Palma, Guillermo Blest Gana y Rafael Pombo. El último número publicado (217) correspondió al 22 de diciembre de 1868. En él se insertaba una nota «Al público» en la que se expresaba: Circunstancias de todos conocidas, causas enteramente agenas [sic] a nuestra voluntad, nos ponen en la necesidad de suspender por ahora la publicación de este periódico. No siéndonos aún permitido tratar, con amplia libertad las cuestiones que consideramos más importantes y vitales para el país, estando aun indefinida según noticia positivas que hemos recibido por el último correo la época en que podamos hacerlo, y obligados nosotros por otra parte cuando se nos ataca a renunciar por completo a toda defensa o a reducirnos a dar contestaciones inconexas y truncas, mutiladas por mano extraña, siempre hostil a nuestros principios, a pesar de ser estos los mismos que hoy rigen en la Península, nuestra posición ha llegado a hacerse insostenible. Esperando, pues, mejores tiempos ponernos hoy término a nuestras tareas, dando gracias a nuestros constantes favorecedores por su eficaz y entusiasta apoyo, sin el cual hace argo tiempo hubiéramos arrojado de las manos la pluma, arma inútil en circunstancias como las nuestras, pues sólo pudiéramos hoy emplearla sin obstáculo, haciendo un papel a que no se prestan nuestra dignidad ni nuestras convicciones. A vegetar en la impotencia a que se nos ha reducido, preferimos guardar el más absoluto silencio.»

2) (V. Triunfo)

Recurso: Diccionario de la Literatura Cubana on Buho.Guru