El Patriota Americano

(La Habana, 1811-1812). Obra periódica por tres amigos, amantes del hombre, la patria y la verdad. El primer número correspondió al mes de enero. Fue redactado por Simón Bergaño (Veristasphilo y Philalethes), José del Castillo (Patriophilo y Philopatris) y Nicolás Ruiz (Philantropo y Homophilo), según aparece en las notas manuscritas insertadas en el primero y el segundo tomo de la colección consultada, que perteneció a la biblioteca de Vidal Morales. La primera nota hace referencia a los seudónimos Philalethes, Philopatris y Philantropo, pero la segunda -firmada por J. G. C., quien, según afirma Llaverías en la página 51 del tomo 2 de su obra Contribución a la historia de la prensa periódica (La Habana, Talleres del Archivo Nacional de Cuba, 1959), era José Gabriel del Castillo- señala a cada redactor con los dos seudónimos respectivos arriba señalados. Afirma Jacobo de la Pezuela, en la página 34 del tomo 1 de su Diccionario geográfico, estadístico, histórico de la isla de Cuba (Madrid, Imp. del Establecimiento de Mellado, 1863), que en la redacción de la publicación tomaron parte también Francisco de Arango y Parreño y su primo José Arango. Se publicaron dos tomos. El primero constó de 24 números y el segundo de 32. Según Pezuela en su citada obra, veía la luz una vez a la semana, aunque una nota aparecida al final del tomo primero anunciaba que en el tomo 2 saldrían «dos notas de a pliego cada semana». En la «Advertencia» aparecida en el primer ejemplar se lee, entre otras cosas, lo siguiente: «Las materias serán varias, pero siempre relativas a la reforma general del estado, y en particular de esta preciosa isla, de cuya historia política y natural, presentaremos algunos ensayos útiles a la prosperidad.» En la «Advertencia» insertada a comienzos del segundo tomo se expone: «Tres son los objetos principales que nos proponemos en la publicación de esta obra, a saber: lº presentar todos los materiales útiles y curiosos que encontremos y que se nos remitan, para formar con ellos una historia completa de esta isla. 2º dar lo más selecto de cuanto llegue a nuestras manos sobre moral, política y literatura. 3º que el mérito de las materias que insertamos, no dependa sólo de las circunstancias.» Esta pequeña publicación editada durante uno de los periodos en que España dio a Cuba libertad de imprenta, resulta de gran valor. En ella aparecieron, por primera vez, datos estadísticos referentes a Cuba, además de artículos sobre leyes, política, economía, moral, historia, comercio, filosofía y legislación. Reprodujo varios capítulos de la historia de Cuba de José Martín Félix de Arrate. En la página 200 del tomo 2 de su Apuntes para la historia de las letras y de la instrucción pública en la isla de Cuba (La Habana, Instituto de Literatura y Língüística. Academia de Ciencias de Cuba, 1971), Antonio Bachiller y Morales señala: «Es sin duda el mejor periódico de su especie publicado hasta entonces en la Habana.» Comenta Pezuela, en la misma página de su ya citado libro, lo siguiente: «Los vicios de la legislación y la administración de las posesiones ultramarinas, se vieron combatidos con tanto vigor como decoro en muchos artículos notables, y en otros, hasta la historia de la isla empezó a desentrañarse con escelentes [sic] glosas y deducciones de las viejas crónicas de Arrate y de Urrutia. Pero aun no estaba preparada la masa del público habanero para esas lecturas serias y juiciosas.» En el último número publicado, correspondiente al mes de diciembre, aparece una «Advertencia» en la que se señala: «Con este número concluimos el 29 tomo del Patriota Americano. Intentábamos continuar esta obra, a lo menos hasta acabar de publicar las noticias y memorias que tenemos sobre la isla de Cuba, que seguramente agradarían. Pero el corto número de los que nos han favorecido, aun que [sic] por una pone lisongea [sic] nuestro amor propio por ser casi todos de las personas más conocidas en esta ciudad por su buen gusto, instrucción y talento, sin embargo no es suficiente a cubrir los costos de imprenta &c. Esta circunstancia nos prueba que aún no ha llegado época propia para esta clase de obras.» Y más adelante: Con todo el deseo de servir a la patria, y nuestro agradecimiento a los señores subcriptores [sic] por la liberalidad con que nos han favorecido, nos obliga a dexar [sic] la subscripción [sic] abierta, resueltos a volver a la empresa por difícil y penosa que sea, siempre que haya un número de subscriptores [sic] suficiente.» Carlos M. Trelles inserta, en la página 75 del torno 1 de su Bibliografía Cubana del Siglo XIX (Matanzas, Imp. de Quirós y Estrada, 1911), una relación de los capítulos publicados. Bajo la responsabilidad de Araceli García Carranza se ha confeccionado su índice, que puede ser consultado en las gavetas de la hemeroteca del Depto. de Colección Cubana de la Biblioteca Nacional «José Martí».

Recurso: Diccionario de la Literatura Cubana on Buho.Guru