margarina
El emperador francés Napoleón III (1808-1873), preocupado por el crecimiento de la población en las ciudades, la consiguiente crisis económica y los problemas generados a la hora de adquirir alimentos considerados entonces de primera necesidad, como la mantequilla, encargó al químico Hippolyte Mège-Mauriez que elaborara una sustancia similar, de idéntico uso y sabor parecido, pero mucho más barata. Aunque el científico intentó guardar con celo la fórmula secreta, acabó descubriéndose: sebo de buey mezclado con leche y agua. La sustancia resultante, que, pese a lo que pueda parecer vista su composición, resultó del agrado de todos, incluido el emperador, tenía un color perlado, un gris brillante, que fue lo que indujo a Mège-Mauriez a llamarla margarine, palabra formada con el griego margarón, 'perla' y la terminación -ine (-ina en español), 'sustancia'. Más adelante la grasa animal fue sustituida por la vegetal, con lo que se consiguió un color y un sabor más parecidos a los de la mantequilla.
Diccionario del origen de las palabras